BOLETIN INFORMATIVO DEL I CAMINO DE LA ANTARTIDA

 

Buenas noches pingüirinos:

Hoy ha salido a la luz el número 151 del Boletín Informativo al Personal de la Armada (BIP) y en él han tenido a bien recoger el artículo que les remití pocos días después de nuestra impresionante experiencia peregrina.

Me ha parecido que debía compartirlo con todos vosotros porque, aunque su contenido forma parte de mis sensaciones y sentimientos personales, creo que estos son extrapolables a todos y cada uno de vosotros, todos comulgamos con el mismo sol y con el mismo placer de caminar juntos.

Leyendo el artículo he sentido como me transportaba a esos días y rememoraba, con ilusión, como fuimos adaptándonos unos a otros y todos, como una piña, animados, animosos e ilusionados, tragando kilómetro tras kilómetro hasta llegar a los pies de nuestro Patrón, a darle un «sin novedad» y obsequiarle con el más preciado talismán que compartimos, triste y emotivo momento que nos hizo volver a la realidad y a la promesa de repetir la experiencia en cuanto podamos.

Disfrutarlo y compartirlo, sólo deseo que como a mí, os haga retornar a esos días de compañerismo.

Un cordial saludo a todos.

PD Ya tengo en mi poder las grabaciones, este fin de semana inicio un tramo de Camino desde Logroño para aprovechar y llevar allí el paquete y poderos remitir a cada uno una copia del mismo.

Gracias a todos por hacerlo posible

 

…pueden llegar a Santiago todas las naciones y

todos los pueblos más allá de los confines de la tierra.

(Códice Calixtino)

Este primer año era preciso tener especial cuidado (ya que había que demostrar que podía y debía hacerse

realidad), y conseguir una mayor difusión. Para ello disponíamos del mejor material humano: militares y

marinos, científicos y un colchón de viejos peregrinos procedentes de diferentes Asociaciones Federadas,

y todo ello bajo la coordinación de la Federación Española de Asociaciones de Amigos de los Caminos a

Santiago (FEAACS). Y también se cuidó la selección del punto de partida, el recorrido y los lugares de

paso. Se optó por una combinación de distintos Caminos que ofrecieran pluralidad, entrando a jugar la

«Variante Espiritual», que partiendo de Pontevedra discurre por los Monasterios de Poio y Armenteira y

continua por las orillas del río Umia, hasta alcanzar Vilanova de Arousa, cuando la peregrinación se convierte

en navegación a través de la «Ruta del Mar», por la ría de Arosa y río Ulla, siguiendo la derrota conocida

como la «Traslatio», en recuerdo al recorrido por el cual retornó el cuerpo sin vida de Santiago el Mayor, de

la mano de sus discípulos para, una vez desembarcado, ser sepultado en un lugar oculto que ochocientos

años más tarde fue descubierto en el Campo Stellae (Campo de las Estrellas); el último tramo del Camino sería

por el trazado del Camino Portugués, desde Padrón hasta Santiago de Compostela. Pero no perdamos más

tiempo en preliminares y pasemos a narrar cómo fue esta experiencia peregrina.

 El punto de reunión de todos para el comienzo de la peregrinación se ubicó en la iglesia de la Virgen Peregrina,

en Pontevedra, donde nos reunimos aproximadamente 70 «pingüirinos»: militares del Ejército

de Tierra, del contingente de la Base Antártica «Gabriel de Castilla», marinos del Instituto Hidrográfico de la

Armada, científicos de distintas Universidades, miembros de Asocia – 20 BIP Asociaciones Federadas del Camino de

Santiago y representantes de la FEAACS, con su Presidente a la cabeza, y la presencia del Banderín

Jacobeo, auténtico talismán y símbolo de esta peregrinación, una variopinta mezcla. Se procedió a impartir

la bendición a los peregrinos, por parte del Páter de la BRILAT y ante la presencia de la Directora General

de Turismo de la Xunta de Galicia y el Gerente del Xacobeo, como muestra de la importancia y aceptación

que este proyecto ha tenido, siendo referencia internacional, destacandolla Directora General de Turismo. El

Presidente de la Federación resaltaba ante los medios de comunicación poco profetas pues en un texto del

Códice Calixtino se dice que pueden llegar a Santiago todas las naciones y todos los pueblos más allá de loses de la tierra».

El recorrido por las calles de Pontevedra, abarrotadas a las diez de la mañana, fue espectacular,

atendiendo a la curiosidad de los viandantes, que no cesaban de parar a los componentes del grupo,

reclamar fotos y «selfies» junto a los portadores del Banderín jacobeo, respondiendo a su curiosidad al

explicarles que se trataba de un grupo que había iniciado su peregrinación cuatro meses antes, en las

remotas tierras antárticas. Sorpresa, sonrisas y aplausos, los primeros síntomas de lo que sería el recorrido

de esta emotiva locura peregrina. Pronto dejamos las calles de Pontevedra y nos adentramos por la

zona rural gallega, ya por la Variante Espiritual. Tras el Monasterio de Poio y un agradable recorrido por las

playas aledañas alcanzamos Combarro, pueblo con mucho encanto del interior de la ría de Pontevedra. Todo el que pudiera pensar que esto de ser peregrino es un “paseo militar”, pronto constataría la realidad en la que se había sumergido. La intensa ola de calor que nos acompañó esos días de julio se hizo sentir cruelmente en las horas más

duras del día. Tras un ligero refrigerio, con paso lento y sereno, cada uno al ritmo que su cuerpo le aconsejaba

y permitía, bajo un sol abrasador, se acometieron los casi seis kilómetros de dura subida que

conducen al Monasterio de Armenteira, con poca sombra y con el único alivio de la espectacular vista

de la ría gallega. El punto final de esta primera etapa se convirtió en un goteo continuo de peregrinos, recibidos

con los más calurosos aplausos por aquellos que lo habían alcanzado previamente. Un torrente de agua

fresca calmaría la sed acumulada y daría satisfacción a los sufridos pies.

Un magnífico menú peregrino reconfortaría el cuerpo, devolviendo el ánimo mermado por el duro ascenso,

la satisfacción personal y lo efímero de los malos recuerdos de aquellos «pingüirinos» que durante el ascenso

pudieron plantearse qué carajo se les había perdido en esta senda olvidada, pasaron a ser «anécdota».

Al día siguiente, poco después de amanecer, los «pingüirinos» descendíamos por el bello paisaje denominado

«Ruta de la Piedra y del Agua», siguiendo el cauce del río Armenteira, de extraordinaria belleza, acompañados

del sonido del agua cristalina que, salvando piedras y rodeando viejos molinos, es capaz de transportarte

a una paz interior inimaginable. Los primeros rayos de sol que atravesaban los espesos grupos de

carballos, avellanos y alcornoques producía un efecto mágico de luz y sombra, donde las cámaras de fotos

y los móviles disfrutaron de sus mejores momentos. La ruta continúa por una senda tranquila y hermosa

que discurre junto a los márgenes del río Umia, con algunos puntos donde poder degustar los ricos

productos gallegos y regarlos con el fresco vino de Barrantes que se produce en esta zona.

Cerca del mediodía se produjo una parada técnica para agrupar a los «pingüirinos». Salió a nuestro

encuentro Alberto, el Hospitalero de Vilanova, para guiarnos durante el último tramo de Camino a través de

las playas. En ellas tuvimos la oportunidad de hacer unas tomas de video, por medio de un dron, frente a

la Isla de Arousa, donde los «pingüirinos» conformaron la frase «Buen Camino» con sus cuerpos y brazos.

El resto del trayecto, hasta cruzar el puente que da acceso a la población, discurre entre varias zonas de

camping. Los campistas salían a saludar y aplaudir el paso de los peregrinos, conocedores, por las

noticias del día anterior, de quienes éramos. Ese caminar agrupado y el calor de la recepción fue una auténtica

inyección de autoestima para todos los participantes.

Al otro extremo del puente esperaba un Comité de Recepción formado por el Gerente de la Mancomunidad

del Salnés, Alcalde de Vilanova de Arousa y varios concejales, Gerente de la Casa Museo de Valle-Inclán

y medios de prensa interesados por el transcurrir de nuestra peregrinación. Tras la bienvenida

foto bajo el monumento a Valle Inclán, para ir luego conducidos a la Casa Museo, donde nos mostraron

una exposición sobre esta «I.ª Peregrinación Antártica», que se había inaugurado la semana anterior a

nuestro paso. Nos esperaba la sorpresa de un agasajo. Exquisito y fresco vino albariño, empanada y

otros productos típicos, con el telón de fondo de los hermosos jardines de la casa del ilustre escritor.

Aprovechamos el momento y la situación para corresponder a nuestros anfitriones con diferentes presentes;

ellos, a su vez, correspondieron del mismo modo a todos y cada uno de los «pingüirinos». Las autoridades

locales, y el propio Hospitalero, reconocieron su inicial escepticismo cuando tuvieron las primeras noticias

sobre el proyecto y agradecieron el indiscutible apoyo e impulso que supone para la Comarca del Salnés

el haber decidido utilizar la Variante Espiritual como parte del recorrido.

Recuperadas las fuerzas, y más que complacidos con las muestras de cariño recibidas, nos dirigimos al

embarcadero para subir a bordo de un catamarán que se adornaba con una inmensa cartela bajo su puente

en reconocimiento a esta «I.ª Peregrinación Antártica», para remontar el río Ulla. La navegación discurrió

contemplando las famosas mejilloneras de la ría, diferentes cruceiros marítimos, únicos como tales, las

torres defensivas de Catoira y varias reproducciones de drakars, a escala real. Las famosas naves vikingas son

utilizadas hoy día para conmemorar la victoria sobre los invasores que se celebra anualmente junto a las torres

de Catoira, cada verano, pendientes de la belleza dispersa a ambas orillas del río Ulla, frontera entre las

provincias de Pontevedra y La Coruña, no percibimos que el viaje estaba tocando a su fin hasta que un atronador

sonido de cohetes nos despertó a la realidad; junto al agradable sonido de un grupo de gaitas y panderetas.

Era la recepción que el pueblo de Pontecesures, con su alcalde a la cabeza, había montado en nuestro honor.

 De nuevo abrazos y aplausos, en el desembarco, palabras del alcalde y Presidente de la FEAACS, sonrisas,

fotos, intercambio de presentes, algarada general, y la reafirmación de que, efectivamente, no era una peregrinación cualquiera, se estaba abriendo un nuevo y peculiar Camino a Santiago.

Tras cruzar el antiguo y hermoso puente de piedra que separa Pontecesures de Padrón, ya en La Coruña,

nos dirigimos, agotados, a la búsqueda de nuestros aposentos, se nos había cedido un convento muy

próximo al albergue de peregrinos; la otra cara de la moneda era que había que dormir en el suelo. Lo que

importaba realmente era que disponíamos de un lugar para descansar, y una ducha caliente, tras un día

repleto emociones. Para los representantes del ET, Armada, científicos y FEAACS la ducha tuvo que ser a la

carrera, como en los mejores tiempos de la escuela naval, ya que diez minutos más tarde debíamos ser

recibidos en el ayuntamiento por el alcalde, concejales, y nuestros dos coordinadores locales, de la policía

local y de información y turismo de Padrón. En el salón del pleno del ayuntamiento tuvo lugar un fugaz

encuentro con palabras de agradecimiento por ambas partes, un nuevo intercambio de presentes, y los

mejores deseos sobre el proyecto peregrino. Y digo fugaz porque inmediatamente después daba comienzo la Misa Peregrina en la iglesia de Santiago, oficiada por el Padre Roberto sobre la reliquia del «pedrón», curiosa piedra donde se dice que se amarró la barca que transportaba el cuerpo del Apóstol y que hoy da nombre a esta villa.

Al finalizar la misa, ya más tranquilamente, la mayoría nos dedicamos a comprobar cuanto de cierto

hay en eso de que «unos pican y otros nón», sacudiéndonos varias raciones de los diminutos pimientos

y alguna que otra ración de pulpo y tras ello procedimos a empiltrarnos y a disfrutar, tras el toque de silencio,

de un auténtico concierto de ronquidos que tuvo como tenor al cabo mecánico del Hespérides y como

coral al resto de su dotación al tiempo que el contrapunto lo hacían los científicos y algunos de los participantes

de las asociaciones; en fin, compartir este tipo de melodías une mucho a los peregrinos, que dedican

su vela a intentar identificar a los artistas del bel canto, para mudar convenientemente la ubicación del

saco en días posteriores.

La tercera jornada, era de apenas dieciséis kilómetros, por lo que se decidió retrasar un poco la salida

visitando la iglesia de Iria Flavia, principal puerto de la zona en época romana, que dispone a su alrededor

de un curioso cementerio centenario, entre cuyas tumbas cuenta la de Camilo José Cela, sencilla, con

prohibición expresa de su «inquilino» de ser limpiada, a la sombra de un olivo que, dijo, plantar el mismo, pero

que por su longevo aspecto debió ser otra más de las fábulas a las que nos tenía acostumbrados el excéntrico

escritor. Luego procedimos a visitar la Casa Museo de Cela, impresionante mansión que acoge en su

interior la obra de una vida inquieta y comunicativa, de un perfeccionista continuo de sus escritos, un trotamundos,

polémico, ilustrado y amante de la vida que llegó a ser premio Nobel.

Esta demora pasó factura a los «pingüirinos», la ola de calor hizo de nuevo presencia desde primeras

horas del día convirtiéndose en compañera insufrible, el caminar se hizo más lento, las paradas más

continuas y dilatadas, las ampollas. La peregrinación no es un camino de rosas, si alguien lo había olvidado

considerando los últimos acontecimientos vividos era el momento de despertar a la dura realidad.

Las fuentes de agua fresca se convirtieron en auténticos oasis, los múltiples lavaderos un alivio para los pies, la

sombra bajo las arboledas eran más buscadas que los bichos del Pokemon, y las palabras de ánimo de los

paisanos que aparecían a nuestro encuentro, bálsamo vigorizante.

Paso a paso, en ascenso el último tramo, alcanzamos el polideportivo de Milladoiro, lugar de la última

pernocta, en goteo continuo, como el primer día, siendo recibidos con vítores y aplausos por los que nos habían

precedido, recuperados tras una ducha reparadora, y ante una fresca jarra de cerveza (hace pensar lo

rápido que es capaz de recuperarse un peregrino si cuenta con los mejores remedios para ello, y con qué

poco se conforma), saber apreciar lo auténticamente sencillo, lo que se comparte, reconocer el esfuerzo y

sufrimiento, aceptar los límites personales, sin más; priorizar lo realmente necesario sobre lo accesorio, todo

ello produce una curiosa felicidad interna que se ve diluida a los pocos días de abandonar el Camino y que

es, quizás, uno de los motivos que mueven a repetir la experiencia una y otra vez.

Nos esperaba una noche especial, reservada para nosotros, «pingüirinos» y peregrinos, una cena

de confraternización que no decepcionó.

Se unieron a ella nuestros amigos de Correos, gracias a su apoyo la peregrinación pudo vivirse

de otro modo, ellos hicieron posible que, si bien el calor estuvo presente de modo continuo, las subidas tuvieran

pronunciadas pendientes y los descensos no fueran tan cómodos ni prolongados como se deseaba, al menos la sonrisa tuviera un carácter permanente gracias a la visita diaria del furgón de Correos que aliviaba de la pesada carga a la mayoría de los presentes y que dio sentido a su lema promocional de «Correos con el Camino». Abrazos, cánticos, palabras de reconocimiento, intercambio de presentes, un buen churrasco, pero sobre todo hermandad, sensación

de compartir, de hacer realidad un «peregrino sueño». Un heterogéneo grupo compuesto por alguien aparentemente tan dispar como miembros de nuestras Fuerzas Armadas con hombres y mujeres procedentes de todas partes de

nuestro territorio nacional (e incluso del Ecuador), de científicos de todas partes de España (e incluso de Bulgaria) y de Asociaciones de Amigos de todos los Caminos Jacobeos pero coincidentes en un objetivo común: abrazar al apóstol en su tumba en la catedral compostelana y agradecerle las fuerzas y oportunidad de haber podido realizar esta

«I.ª Peregrinación Antártica».

Como en la noche de Reyes Magos, con la misma inquietud que los chavales que esperan su regalo al día siguiente, nos fuimos a buscar nuestros sacos y a introducirnos en un sueño reparador, con la ilusión de lo que nos deparaba el siguiente día. El cansancio no nos permitió «disfrutar » del concierto nocturno, ¡Demos gracias al Apóstol también por la puntual «sordera»!

Desde temprano los pies no paraban de moverse buscando la senda que nos llevaría a culminar la peregrinación y dar por finalizada esta «I.ª Peregrinación Antártica». Se unieron los últimos invitados a la marcha, nuestros amigos de Correos y los miembros del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Por fin el Presidente de la FEAACS dio la orden de

partida. Tras cinco kilómetros de Camino pisábamos ya las calles de Compostela, la ciudad ya bullía, gentes que fluían por las rúas en sus quehaceres diarios. El grupo vestía unas vistosas camisetas de color amarillo, donadas por Correos

durante la cena; en su pecho lucía el logo distintivo, un círculo representando el globo terráqueo visto desde

la zona polar antártica y un pingüino peregrino sonriente, un «pingüirino»; la Armada y el ET optaron, como

seña de identificación institucional, entrar vistiendo sus uniformes de faena característicos. El Banderín ondeaba tras la cabecera del grupo radiaba energía en 360 grados.

¿Cómo íbamos a pasar inadvertidos?

Advertidos por los medios de comunicación durante los días previos, la gente sabía perfectamente quiénes

éramos y empatizaba con nosotros, nos paraba, nos abrazaba, sentían curiosidad por saber de nuestra aventura, se sorprendían al saber el punto de inicio de nuestra peregrinación porque, y debo reconocerlo, en ese momento, todos, absolutamente todos, habíamos salido desde la IslaDecepción, en la Antártida, cuatro meses antes.

En la Alameda de Santiago nos esperaba la Directora de Turismo de la Xunta de Galicia y el Gerente del Xacobeo recorrimos la Rúa dos Francos, hasta la plaza del Obradoiro, kilómetro Cero de las peregrinaciones, donde surgieron lágrimas, abrazos, sensaciones encontradas, todo ello recogido por una ingente cantidad de prensa que no daba a

basto. Se había cumplido un sueño, surgido en el transcurso de una jornada de colaboración entre la FEAACS y el IGN, con la pretensión de cartografiar y difundir los Caminos a Santiago que recorren el territorio nacional, un sueño que

día que el territorio nacional es aquel donde nuestra Bandera esté izada y que fue capaz de transmitir e ilusionar

a la Armada y al ET, invitándolos a participar en él, a hacerlo posible, un sueño al que se sumaron los científicos,

Asociaciones Federadas del Camino de Santiago, autoridades gallegas de la Xunta y municipios por los que transcurrió el paso de los «pingüirinos».

Tras la exaltación peregrina era necesario dar paso a los actos oficiales.

Fuimos recibidos a pie del Palacio de Raxoi por el Alcalde de Santiago de Compostela que nos abrió las puertas de su ciudad, e instantes después el propio Arzobispo se acercó a darnos la bienvenida, antes de proceder a oficiar la Misa

del Peregrino. Después nos encaminamos hacia la Puerta Santa, que ha sido abierta aprovechando que este año 2016 ha sido nominado como Año de la Misericordia, para acceder al interior de la Catedral y abrazar al Santo Patrón de las Españas. Durante la Misa del Peregrino el Presidente de la FEAACS realizó la invocación e hizo entrega al señor Arzobispo, acompañado por  losn de la BAE «Gabriel de Castilla», del Banderín Jacobeo que había permanecido en la Antártida; momento agridulce en el que se mezclaban la sensación de orgullo con la del final de un sueño.

El señor Arzobispo agradeció con unas cariñosas palabras sobre el significado de la peregrinación y finalizó recordando  tantos siglos de afecto y veneración al Apóstol Santiago. Bienvenidos, muchas gracias por vuestra presencia y por este hito tan significativo que habéis marcado en esta peregrinación desde la Antártida hasta aquí,

hasta la tumba del Apóstol Santiago. Que el Apóstol os siga bendiciendo». A pesar de la dispersión del

grupo por todos los puntos de la Catedral, nuestra clara identificación, gracias al color de las camisetas o al

uniforme, hizo que las miradas de los numerosos fieles y peregrinos venidos de otras tierras, se posaran sobre nosotros y sobre el Banderín que durante la Eucaristía ocupó un lugar de honor junto al altar. La guinda a tan solemne ceremonia fue que todos pudieron disfrutar del solemne vuelo del Botafumeiro. Como colofón final nos dirigimos

al Hostal de los Reyes Católicos para proceder a la clausura de esta I Peregrinación Jacobea. El acto fue presidido por el Presidente de la Xunta de Galicia, acompañado por el Presidente de la FEAACS, y otras personalidades, civiles y militares. Tras unas palabras del Presidente de la Federación, alegre y satisfecho por el resultado obtenido, por el

esfuerzo y el trabajo de todos los que hicieron posible esta aventura, por el apoyo de las instituciones y por la ilusión de cada uno de los «pingüirinos». A continuación invitó al Presidente Feijóo a subir al escenario para que fuera él la persona que entregase los obsequios al IGN, Ejército de Tierra y Armada Española, cuyos representantes agradecieron

el gesto y al mismo tiempo que explicaban cómo cada uno ha vivido su participación en el Proyecto, entregaban sendos recuerdos que dejaban patente que la Antártida es hoy más jacobea.

Para finalizar este acto, el Presidente Feijóo se dirigió a los presentes con un discurso muy jacobeo parecía una utopía se ha hecho realidad… Hoy todos los caminos conducen a Santiago por primera vez en el tiempo se verán llegar peregrinos por la ruta marítima procedente del continente helado». Destacó también la importancia de culminar esta

iniciativa «en un momento de tendencia a la disgregación… los pingüirinos son ejemplo de que la fuerza se sigue basando en la unión y los logros de la presencia en la Antártida hubieran sido imposibles de mantener en los recelos políticoslos egoísmos».

Tras ello, todos los participantes se dirigieron al Patio de San Marcos donde se sirvió un cóctel que permitió

compartir los últimos momentos de convivencia y recibir las Credenciales selladas, la Compostela, la Pedronía (de la villa de Padrón) así como un plano de la derrota marítima de esta «I.ª Peregrinacion del Camino Antártico a Santiago», elaborado por el Instituto Hidrográfico de la Marina.

Durante el cóctel, las palabras del Presidente de la Xunta eran comentadas por la expresidenta de la FEAACS al recordar la reunión que mantuvieron en marzo del pasado año para presentarle el proyecto y cómo él le confesó con franqueza que era muy escéptico en cuanto a que se consiguiera llevar a término «esa» peregrinación. La anécdota

es fiel reflejo de cómo cuando la ilusión por un proyecto se acompaña del esfuerzo de las personas, de una

buena organización y de la generosidad a la hora de compartir los trabajos, nada es imposible. El Apóstol Santiago puede estar orgulloso del nuevo Camino que losperegrinos de la Antártida han abierto y los «pingüirinos» orgullosos de haberlo realizado.

¡Buen Camino pingüirinos!

Ultreia et Susseia

Final del camino en Santiago

Final del camino en Santiago

SUBOFICIAL MAYOR (R),

JOSé LUIS RUIZ DE LA HERMOSA